¿Corremos un maratón?

Luego de haber corrido los 10k del Avianca RunTour y del Varta Night Race, en un periodo de tan solo 2 semanas, el nuevo reto era correr el Allianz 15K. Con una nueva distancia, los miedos y las dudas renacían, aunque la experiencia previa me daba esperanza de lo que se puede lograr con un correcto y disciplinado entrenamiento. Tenía un poco más de 2 meses para preparar esa carrera y con la ayuda de mi entrenador llegaría sin problema, y aunque no existía otro objetivo que el simple hecho de correrla, ya se planteaba como un gran reto.

El siguiente sábado, me levanté temprano con la idea de sumarme a la sesión de entrenamiento con el equipo. Era un día cualquiera con un entrenamiento cualquiera, por lo que nada podía predecir que dicha sesión sería tan trascendente en mi camino del running.

Durante el calentamiento, me uní a Vanesa como era ya la costumbre; mientras el tiempo y la distancia pasaban, las palabras y las historias fluían, es increíble como en 6 minutos se puede hablar de tantas cosas. De un momento a otro, y sin siquiera generar el preámbulo que definitivamente requería la propuesta que sucedería, me dijo como quien no quiere la cosa: “¿Y si corremos el maratón de Buenos Aires?”. Por un momento, pensé que era simplemente una broma, pero cuando vi la seriedad de su cara, me percate que hablaba en serio; pero no por ello lo tomé en serio. Si hasta hace pocas semanas veía imposible correr 10 kilómetros, correr 42.195 metros era un imposible superlativo, esa distancia solo estaba destinada a “Runners” con mucha experiencia, a atletas consumados y de una clase especial, no era para simples mortales como yo. Sonreí, sin responder nada y deje que el tiempo pasara. 

Al terminar el entrenamiento de aquel sábado y cuando creía olvidado el tema del maratón, apareció el tema nuevamente y esta vez fue en forma velada tras una pregunta, al parecer inocente; “¿Coach, se puede preparar un maratón en 5 meses?, a lo que Andres contestó con su habitual convicción y seguridad, “Claro que se puede, se necesitan 16 semanas cuan menos, y para septiembre tendríamos tiempo suficiente”. 

Los niveles de cansancio, la alta concentración de endorfinas que inundaban mi cuerpo tras el entrenamiento, aunado a la declaración del coach y la pregunta reiterativa de Vanesa, se transformaron en los peores consejeros para que apareciera en mi boca un sonoro “Si, vamos a correrla”; es increíble como la inconsciencia de lo no conocido puede hacer que tomemos decisiones tan importantes a la ligera.

Al día siguiente, con la costumbre que me acompaña desde hace años de levantarme temprano así sea domingo y esto sumado al silencio casi sepulcral de mi casa en las mañanas los fines de semana, comencé a navegar por internet para explorar que era el maratón de Buenos Aires. Con cada link que seguía, me convencía mucho más de mi decisión. Los 5 años que había vivido en aquella mágica ciudad me permitía visualizar con detalle la ruta por la que eventualmente correría, más allá de un simple mapa. Sin siquiera percatarme y sin pensar realmente en lo que hacía, me inscribí, compre los pasajes aéreos y realice una reserva de hotel. Las cartas ya estaban echadas y no había retorno.

Los 15 kilómetros del Allianz pasaron a un segundo plano, ya no me generaban angustia. Es increíble lo que cambian las cosas al ponerlas en perspectiva. Ahora existía un nuevo reto y este era uno muchísimo mas grande. Correría aquel 23 de Septiembre mi primera Maratón.

«No hay mejor medida de lo que una persona es, que lo que hace cuando tiene completa libertad de elegir».

William M. Bulger
El parque Molinos, casa de entrenamiento del equipo Aethos y lugar donde nació la idea de correr Buenos Aires.

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