Encontré mi religión

El tiempo seguía corriendo y ya estando en Febrero, el Avianca Runtour estaba apenas a dos meses y si bien los entrenamientos fluían muchísimo mejor, aun me sentía en párvulos para afrontarla. Sin embargo y más allá de los entrenamientos y progresos (marginales hasta ahora), me comencé a percatar de varias cosas: 

  1. El aburrimiento del correr estaba siendo reemplazado por placer, algo realmente inesperado e inusitado.
  2. Los entrenamientos que en un principio se coordinaban en los tiempos libres, y si estos no existían, simplemente no se realizaban; se convirtieron en parte esencial del día y la  planificación de todo se hacía teniéndolos en cuenta como parte central.
  3. Comencé a hablar de correr y de entrenar con cualquier persona que me diera la oportunidad y con ello y de manera asombrosa, me encontraba con muchas personas que también corrían y que en antaño no me había querido percatar.

En cuanto a hablar de correr, es increíble como las actitudes de las personas son variadas, desde el que te oye pacientemente pero no escucha nada (el indiferente), el que te alienta y dice que no podría correr pero igual le parece fantástico (el seguidor) y el que comparte también sus experiencias y su práctica habitual o no tan habitual (el compañero).

Hasta hace poco yo pertenecía al numeroso grupo de los “Indiferentes” y me estaba percatando que por ello, había perdido de vista muchos grandes logros de personas cercanas a mi. Un “compañero” era aficionado al Trial, otro más corría maratones, otro corría triatlón, unos más corrían recreativamente de manera casual; y digo que me había perdido de grandes logros, porque el solo hecho de practicar un deporte en un mundo sedentario y con ocupaciones múltiples, ya se configura en un gran logro.

Al verlo en retrospectiva y leyendo estos puntos, pareciera que el “Running” fuera una religión, con miles de feligreses que hablan de sus “creencias” cuando se sienten cómodos, que se emocionan con asistir a los servicios y que dichos servicios son parte esencial del día o de la semana. Me estaba convirtiendo en un nuevo creyente.

Tras una charla casual con una ex-compañera de trabajo, hablamos de correr y me entere que pocos meses atrás había corrido su primer IronMan 70.3, por lo que en cuestión de segundos mi visión de ella se transformó de una admiración profesional a una admiración casi total. La siguiente pregunta que me hizo fue un punto de inflexión, me preguntó cómo estaba entrenando, a lo que con orgullo le mostré mi app gratuita y mi plan de entrenamiento individualizado para correr los 10K; tras un momento en que pensaba, supongo,  lo “inocente” que estaba siendo y lo tremendamente equivocado que me encontraba en la aproximación, me dijo que debería tener cuidado con los entrenamientos que se seguían para no lesionarse (cosa que nunca había pensado fuera posible) y para que los entrenamientos fueran realmente útiles. Como buena vendedora de ideas, me mostró los grandes beneficios de pertenecer a un equipo y lo redondeó con una invitación al equipo con el que ella entrenaba. Mi mente comenzó a revisar la información y al mirar rápidamente los avances logrados con mi «fantastica» app gratuita y el tiempo que faltaba para afrontar mi primera competencia, no lo pensé mas y me puse en contacto con el equipo recomendado. Tras una corta charla con el “Head Coach” tome la decisión sin cabida a duda alguna, de comenzar a entrenar con Aethos, decisión que hoy día agradezco y el cual ha sido un diferencial para mi vida en el “Running”.

Era un nuevo creyente en esta linda nueva religión y ya contaba con una congregación a la que en el mundo del “Running” llama equipo.

«Individualmente, somos una gota. Juntos, somos un océano»

Ryunosuke Satoro
Vanessa Morales quien me recomendó a Aethos como equipo y Andres Ramirez – Aethos Head Coach quien desde entonces es mi entrenador y gran guía en el mundo del Running.

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