El inicio

Era un sábado cualquiera de diciembre en 2017. Un año particularmente difícil, en el que había vivido (por no decir sufrido), una amarga separación.

Un almuerzo como cualquier otro con buenos y viejos amigos. El vino fluía como era costumbre y la conversación saltaba de un tema a otro, algunos fútiles otros por el contrario totalmente trascendentales. 

En el momento menos pensado, llegó una recomendación … “Debes practicar algún deporte”. El Golf, deporte que practicaba en ese momento quedaba descartado, requería algo más “enérgico”, se pasó por el Tenis, pero mi problema del hombro lo hacía inviable, llegamos al ciclismo y me opuse de plano por los costos que implicaba iniciar, sin estar seguro que me mantendría en el, retornar al fútbol era otra opción, pero me volvía altamente dependiente del equipo. Y entonces, llegó el “Running”, deporte que en primera instancia descarte por considerarlo la más aburrida de cualquier actividad física, después por supuesto de levantar pesas en un gimnasio.

Si bien en mi juventud había corrido los 100 metros planos competitivamente, no me imaginaba corriendo una distancia mayor. Ya el solo hecho de que las pruebas se definieran en Kilómetros, lo hacía no solo aburrido, lo hacía largo y aburrido.

Ya cuando estaba casi descartado, llego un reto por parte de Salvador, Correr el Avianca Runtour cuatro meses después, sin importar el tiempo.

Correr 10 kilómetros se escuchaba algo casi descabellado, era una distancia inmensa pero algo en mi determinó que era un objetivo interesante.

Tras pensarlo unos segundos acepté el reto, sin embargo en mi fuero interno le adicione algo al ya inmenso reto que estaba aceptando … “Correría los 10 kilómetros de esa prueba sin parar”.

Al día siguiente sin pensarlo inicié mi preparación para esos 10k, sin siquiera sospechar que sería el inicio de una nueva vida para mi.

“Un viaje de mil millas comienza con un primer paso”

Lao-Tse

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